Todos nosotros, en mayor o menor grado, hemos sido afectados por esta crisis sanitaria. Algunos se han visto directamente involucrados por la enfermedad, la han atravesado o están aún recuperándose de sus secuelas. Otros tal vez hayan visto cómo la soledad y el aislamiento hacían tambalear sus bases de sustento. Para otras personas, tal vez lo económico ha sido el factor que más ha azotado su estabilidad.
Ansiedad, miedo, incertidumbre, irritabilidad, han sacudido nuestro cuerpo y nuestra mente y quizá, también, algún respiro de serenidad, de risas, de conexión con aquellos que tanto queremos nos han dado el permiso de relativizar y, por qué no, tal vez este parón nos haya permitido a muchos crear el espacio necesario para que pongamos en orden de prioridades aquello que realmente nos importa.
Después de tantos días de confinamiento, de tantas horas en un mismo espacio y teniendo cierto grado de control frente al contagio, llega el momento de la exposición con la desescalada, y también, los miedos y la inseguridad ante lo que se vaticina.
Por ello, vamos a daros algunas pautas para fortalecer nuestra mente, gestionar nuestras emociones y permitir que este proceso de adaptación sea lo más llevadero posible:
- Actividad física. El deporte es un gran liberador de endorfinas y oxitocina, las conocidas hormonas de la felicidad. Cuando practicamos algún deporte, y con deporte basta con caminar rápido 30 minutos diarios, potenciamos nuestro estado anímico dándonos acceso a una gama emocional más amplia. Por ello, si te encuentras atascado, ansioso o con el ánimo bajo, ¡mueve tu cuerpo!, sal a caminar, a correr, o baila en casa, y comprueba por ti mismo/a cómo mejora tu humor.
- Dialogar. Hablar con alguien con quien tengas confianza, no tratando de que te solucione todos tus problemas sino, simplemente, compartiendo tu sentir, es otra de las actividades que nos ayudan a gestionar nuestras emociones, y cuyos efectos se pueden comprobar incluso a nivel fisiológico, pues es otra fuente de liberación de oxitocina.
La oxitocina bloquea, a nivel cerebral, los centros del miedo. ¿Qué significa esto? Pues que, a menudo, la ansiedad, la angustia, nuestra ira, no son más que una expresión con distintas caras del miedo.
- Cuida cómo te hablas. El lenguaje con el que te hablas a ti mismo, las palabras que utilizas, los juicios que emites acerca de ti mismo, de los demás y del mundo, tienen una repercusión directa en tu estado anímico. Las palabras que utilizamos pueden ser generadoras de aflicción o de optimismo. Y no se trata de contarse a uno mismo cosas que no sea crea y de repetirse un mantra del tipo “¡soy el mejor!” a modo de bucle, sino introducir un lenguaje más amplio, compasivo y cariñoso con uno mismo, como si le hablases a tu mejor amigo o a una persona a la que quieres mucho. ¿Le recriminarías con dureza aquello en lo que falla o tratarías de impulsarle con ternura hacia su mejor versión? Pues tú, no mereces tratarte peor.
- Flexibilidad psicológica. Es la cualidad que mejor nos va a permitir adaptarnos frente a este nuevo desafío. Esto requiere de una mirada más amplia frente a los obstáculos. De realizarnos preguntas alentadoras que inciten a alternativas y soluciones, cuestiones que nos permitan ver las oportunidades ante nuestra nueva realidad. ¿Un ejemplo? En lugar de la pregunta: ¿por qué a mí?, podemos preguntarnos: ¿qué puedo aprender de esta situación?
Cada persona y cada situación tienen su complejidad particular. Cada uno de nosotros tratamos de hacerlo lo mejor posible en cada momento, y no siempre es fácil escoger aquellas estrategias que más nos ayudan o nos facilitan a transitar momentos de dificultad, porque muchas veces simplemente se desconocen.
Estas pautas son solo algunas ideas para que focalices tu atención en aquello que sí depende de ti. No obstante, si a pesar de haberlo intentado sientes que necesitas ayuda profesional, puedes solicitar una sesión de asesoramiento gratuita, tanto presencial como por Skype.
Estaré encantada de acompañarte, ya sea para una consulta puntual que desees realizarme o para un proceso de trabajo personal más prolongado.
Celia Guzmán
Psicóloga Sanitaria M-26168
Psicología Clínica y de la Salud